Cómo conquistar a una mujer

¡Hola guapetones míos!


Ay pobre de mí, qué os podría decir yo sobre cómo conquistar a una mujer, hace tantos años que me conquistó mi Agustín que ya ni me acuerdo casi. Pero os hablaré de 4 puntos importantes para conquistar a una mujer (o para conquistarme a mí).


1- Las citas: En mi época las citas eran muy diferentes, todo era muy caro y no habían tantos sitios a los que ir como ahora. Con mi Agustín intentábamos ahorrar todo lo que podíamos para ir al cine y al teatro, nos encantaba. Alguna tarde íbamos a un salón de baile para escuchar a Bernard Hilda (un cantante que me encantaba) y a Alejandro Ulloa recitar poesías, (de lo mejorcito que había). Bailar no bailábamos, a mí nunca me ha gustado bailar ¡Ahora tenéis muchos sitios a los que podéis ir y sorprender a una mujer! Pero no hace falta gastarse tanto dinero, lo mejor para mí, es ir a sitios desconocidos, perderse entre las calles con tu pareja y descubrir nuevos rincones ¡Sorpréndela!

2- ¡Que los detalles no fallen hombre! En mi época no habían muchas cosas que comprar si querías tener un detalle, o flores o bombones. Ahora lo tenéis más fácil, por el internet podéis encontrar lo que queráis, ¡hay de todo! Cuando festejaba con Agustín era típico dedicar canciones, si un chico quería estar con una chica, se lo decía al cantante y decían “Fulano de tal le dedica tal canción a Fulanita”. Por aquel entonces había una canción (que no me acuerdo quien la cantaba) que decía “Mira que eres linda, qué bonita eres…” era muy bonita, y mi Agustín me la dedicó (porque cantar, cantábamos los dos como una almeja). 

3- Arréglate un poquito que no cuesta nada, coles. Agustín iba muy bien vestido, era auxiliar de farmacia y siempre iba con la bata blanca (que le hacía yo) y con camisa y corbata. Así que jóvenes, el chandal para hacer deporte y nada de pantalones con agujeros de estos rotos que se llevan ahora, ay, ay, que me dan unas ganas de ir cosiendo pantalones por la calle… Os quiero ver arregladitos y bien peinados.



4- Aprende a freír un huevo y alguna cosita más. Agustín no sabía ni freír un huevo vamos. Por la cocina iba más perdido que un pulpo en un garaje. Debajo de casa teníamos un colmado, y a veces para “probarlo” le decía, “Agustín, dale la vuelta a esto que está en el fuego que bajo al colmado un momentín” y él me decía, “Mejor apágalo Adela, así seguro que no se quema” y se echaba a reír. Pero ahora la juventud sabe cocinar, trabajan los dos y colaboran, ¡eso sí está bien! Y una cosa os diré… ¡a la mujer también se la conquista por el estómago!


Muchas gracias por venir ¡Nos vemos la semana que viene, si Dios quiere!

Comentarios

  1. Antes todo era más romántico...el clásico de los bombones o las flores todavía nos gusta!!!

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